martes, 27 de agosto de 2013

Hábitos que perjudican nuestra dentadura: Bruxismo



El bruxismo es una actividad parafuncional diurna y/o nocturna en la que existe un hábito de apretamiento, rechinamiento, roce abrasivo de las arcadas dentarias. Se produce de manera inconsciente y fuera de los movimientos funcionales de la masticación y la deglución.
El desarrollo de signos y síntomas depende de la frecuencia, duración e intensidad del bruxismo, y de la calidad de los tejidos expuestos. 

Las 3 D del Bruxismo: Dolor, desgaste, deformación.
Puede dar como consecuencia desgaste dentario, hipersensibilidad dentaria, movilidad dentaria, fracturas de dientes o restauraciones, pérdida de piezas dentales, disminución de la apertura bucal, dolor en los músculos masticatorios, aumento del tamaño de los músculos masticatorios, dolor en la articulación temporomandibular, dolor facial, dolor de cabeza , cuello y espalda...
A pesar de ser un trastorno frecuente y tener severas consecuencias, muchas personas no son conscientes de sufrirlo, especialmente si es bruxismo nocturno, ya que los individuos que muestran este comportamiento únicamente pueden llegar a conocer la existencia a través de informes de otras personas. 

Parece ser que se produce con mayor frecuencia en sujetos con alteraciones del sistema nervioso central, síndrome de Down, o sujetos retrasados institucionalizados.
El bruxismo puede estar producido por factores sistémicos como los parásitos intestinales, deficiencias nutricionales, alergias, transtornos endocrinos, maloclusión; o por factores psicológicos como el estrés.


El tratamiento puede ser a nivel odontológico y a nivel conductual, o combinando ambos. En el tratamiento odontológico se trataría de tratar aquellas alteraciones que hemos dicho produce el bruxismo y en el tratamiento conductual se trata de eliminar el hábito por ejemplo con técnicas de relajación.

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